Un pez robótico estudiará la fauna marina

La robótica comienza a mimetizarse con los animales, replicando su comportamiento en los ecosistemas. En esta ocasión, se trata de un prototipo de pez artificial.

La competición XPrize, con una dotación de siete millones de dólares, busca nuevas tecnologías para cartografiar el fondo marino, y su temática no ha sido elegida al azar: el fondo de los océanos es más desconocido para el ser humano que la superficie de muchos planetas del sistema solar. La investigación de la orografía, la fauna y la flora sigue deparándonos nuevas sorpresas, como el descubrimiento de especies insólitas. Con el tiempo, los vehículos autónomos se han ido convirtiendo en aliados insustituibles para avanzar en esa exploración. Una de las últimas innovaciones en este campo es la propuesta que han lanzado los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés): un pez robótico de tejidos blandos que se mimetiza con la fauna marina.

El prototipo, publicado recientemente por el Computer Science and Artificial Intelligence Laboratory (Laboratorio de Ciencia Computacional e Inteligencia Artificial) o CSAIL, por sus siglas en inglés, es una máquina que imita la forma y los movimientos de un pez y permite analizar los ecosistemas submarinos sin perturbarlos. Recubierto de una capa de silicona y con varias de sus piezas fabricadas mediante impresión 3D, el prototipo de pez robot es capaz de nadar a profundidades mayores de quince metros con una autonomía de cuarenta minutos, y de realizar fotografías y grabar vídeos con una cámara incorporada. SoFi, como han bautizado a la máquina, incorpora también un mecanismo de flotabilidad con el que puede nadar a distintas profundidades mientras aletea como sus congéneres. Su suministro eléctrico no proviene de una fuente externa, sino que se alimenta por medio de una batería de ion de litio.

Robert Katzschmann, en declaraciones a la sección de noticias de la web del MIT, afirmaba que se trata del primer dispositivo de exploración submarina capaz de navegar en cualquier dirección durante largos periodos de tiempo sin necesidad de cables. Sin duda, esta innovación en robótica contribuirá a ampliar nuestro conocimiento del medio subacuático con valiosas aportaciones.

 

Animales e insectos robóticos

SoFi, el pez artificial del MIT, no es el único ejemplo de robótica inspirada en la fauna. Algunos de los últimos avances han puesto la mirada en el mundo de los insectos. Esta vez, se trata de micro robótica que emula las habilidades de arañas y abejas.

Con el llamativo título de «Spiders Attack: The rise of bioinspired microrobots» (Ataque arácnido: el auge de los micro robots bioinspirados), el profesor Mostafa Nabawy de la Escuela de Ingeniería Mecánica, Aeroespacial y Civil de la Universidad de Manchester presentó recientemente un artículo con las últimas investigaciones de su equipo acerca de la robótica basada en insectos.

Para su nueva tecnología, se basaron en las habilidades de la Phidippus regius, una araña capaz de dar grandes saltos. Los científicos han analizado cada movimiento de esta especie con cámaras de alta precisión y han mapeado sus datos biomecánicos para trasladarlos a modelos de micro robots. ¿Y por qué una araña saltarina? Un ser humano solo es capaz de saltar una vez y media su altura, mientras que la Phidippus regius podría dejar en evidencia al mejor de los atletas: puede saltar hasta seis veces la altura de su cuerpo. Aunque parezcan productos de una fantasía distópica, estos minúsculos robots basados en biomímesis podrían colaborar en el análisis de infraestructuras y zonas de difícil acceso, así como en proyectos de ingeniería.

Otra de las líneas de investigación de Nabawy y su equipo, aunque aún se encuentre en una fase mucho menos avanzada, consiste en replicar el vuelo de las abejas. Se trata de un reto mucho mayor que el de un dispositivo capaz de saltar pero sus aplicaciones serían casi infinitas. Imaginemos una zona con una elevada mortalidad apícola. Estos micro robots podrían compensar, por ejemplo, el déficit de polinización de las plantas.

En un futuro podríamos disponer de una legión de insectos robóticos con el objetivo de realizar tareas de precisión en nuestro entorno, así como distintos tipos de nano robots, cuya misión sea la reparación de tejidos en el interior de nuestro organismo o la distribución de cargas de fármacos en zonas específicas de nuestra anatomía.

Fuentes:  Techxplore